Ya no me importa
el que dirán,
ni ser lo que el mundo quiere. Quiero
ser yo, explotarme. No me molesta ir a fiestas de disfraces, ponerme una máscara de vez en cuando, pero
no soporto la carga de una careta y todo lo que ello conlleva. Una sonrisa que tapa una lagrima traviesa, que cada vez que el sol se esconde quiere escapar. La noche
no es eterna, pero
es perfecta para ser uno mismo porque es mucho más fácil
escondido que a la luz.
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