jueves, 10 de junio de 2010

La jugadora en discordia.

¿Cómo puedo ser tan descarada de decir que sos un imbécil, si soy yo la que deja que lo seas? Porque vos tendrás un quilombo en la cabeza pero seguro no peor que el mío, porque yo aun sabiendo que es lo que quiero dejo que juegues conmigo. "Ya fue, estamos jugados" fue lo que te dije el primer día, el primer beso. En ese momento me convencí de lo que era y de lo que no. Lo entendí, pero luego me olvide. Ahora es cuando realmente lo comprendo, y no me hace mal ni sabiendo aquello que dijiste. No me lastima, solo me degrada, ¿Pero qué problema con eso? Si la paso bien, y se que vos también, porque por algo volvés. Y me encanta que vuelvas. Puedo vivir sin vos, que no te quepa duda.

Te quiero, sabias? Pero me chupa un huevo lo que hagas con ella. Es que estoy tan convencida de que esas ganas de no verme más son resultado de algo que no podes manejar, lo sé. Como quisiera volverte un poco loco, pero realmente no tengo ganas de jugar. O mejor dicho, hoy te quiero volver loco, mañana capas que no te quiero hablar y la semana que viene talvez te quiera un poco más. No es que este mal de la cabeza, simplemente me dejo de importar todo, y no tengo más ganas de ser la jugadora en discordia. Últimamente me resultas incomprensible. Vos y tú nueva manía de hablarme todo el tiempo. No entiendo qué querés, si ya tenés a una que te putee y se encargue de vos, no veo la necesidad de tener dos...
Claro, me olvidaba que sos hombre y que nunca voy a poder definir con exactitud tu comportamiento. No voy a tratar de hacerlo tampoco, seria inútil y no tengo tiempo para hacerme más la cabeza. Solo se que a partir de ahora no voy a confundir tus palabras disfrazadas de cariño con la verdad, y si las confundo, quedate tranquilo que solo voy a estar fingiendo.

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