lunes, 31 de mayo de 2010

La casa.



Cap. 1

Solo podía mirar a su alrededor y pensar lo vacía que estaba su casa. Las paredes parecían huecas, los cuadros descoloridos y hasta los sonidos habían sido silenciados.
Después de lo que había pasado nada era igual.
Intento buscar una solución: Compró cuadros nuevos, instaló nuevos sonidos en la casa y hasta implementó sabores diferentes a los habituales en esa cocina que tanto le gustaba. Pasaron semanas y todo parecía ir bien, además de haber retomado la escritura, había incluido en su “feliz”, insulsa y patética vida una nueva rutina de salir a correr dos veces por semana.

Cap. 2


Un día de tantos decidió no salir a correr y quedarse en casa. Miraría alguna película, y talvez cocinaría una torta. Solo seria un día más, igual a los anteriores.
El día iba justo cómo lo había planificado. Fue hasta la cocina, tomó una porción de torta y volvió al sillón con el fin de continuar viendo la película. En ese momento alguien tocó la puerta. Era él. La persona que le había quitado el sentido a su vida.
Lo dejó pasar sin decir una palabra. Se sentaron en la cocina, la casa estaba en completo silencio. Se miraron alrededor de una hora y él se fue.

¿Por qué que habría vuelto? Se preguntó inútilmente una y otra vez, no encontró respuesta.

Cap. 3

Los días pasaban y otra vez había caído en un abismo, los colores, olores y sonidos desaparecieron, nada tenia sentido. Los minutos parecían horas, los días semanas. No sentía nada, no podía ni llorar. Solo quería encontrar una respuesta. No entendía, le parecía absurdo. El tiempo seguía pasando y ella con la mirada fija. Sabía que debía levantarse de la cama, no recordaba cuándo fue la última vez que había llevado comida a su boca. Hizo el esfuerzo, se levanto y cruzó la sala. Parecía un laberinto interminable de dudas y preguntas sin sentido. Llegó a la cocina y la vió, esa torta que había dejado aquella vez. Recordó la vida que llevaba y lo sola que se sentía. Se dió cuenta de que todo era falso, vivía dentro de un mundo que había inventado para tapar el sufrimiento. Vivía engañada, mintiéndose cada día.
Entendió que no se puede disfrazar el dolor, no se puede vivir de ilusiones. Fue cuando recordó a toda aquella gente que la había acompañado y que ahora había desaparecido, o mejor dicho que ella había despreciado.
Por fin entendió todo. Cerró los ojos por un momento, los abrió y se sintió mareada; No entendía como había llegado al sillón. Miro la tele y reconoció la película de inmediato.
Estaba soñando y el nunca había vuelto. Nada había pasado. Pensó por unos minutos y se dio cuenta de que era hora de dejar ir eso que tanto mal le hacia. Había que continuar.
Miró a su alrededor y sonrió. La casa nunca había estado tan luminosa, tenía vida propia. Los antiguos colores, los sonidos y todo estaba ahí, como si el tiempo se hubiese detenido.
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Finalmente estaba feliz y en ese instante se levanto para nunca volver a caer.
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No es una simple historia.

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